viernes, 22 de agosto de 2014

No estoy aquí, no estoy en ninguna parte: el teléfono móvil.

"Llamamos o recibimos llamadas precisamente para no estar allí donde estamos. Ese rescoldo tenaz y desazonador que queremos olvidar lo antes posible que es nuestro cuerpo. El ágora capitalista es esta imagen: la de una plaza donde se reúnen miles de personas para darse la espalda unas a otras y declarar por teléfono a miles de ausentes diferentes: “No estoy aquí”, “no estoy en ninguna parte”. Santiago Alba Rico, filósofo.



"La vida nos parece que es la vida dentro de la pantalla. La gente puede pensar que cuando sale en la pantalla, existe. Hay una telerrealidad muy potente. La gente lleva aparatos que la relacionan permanentemente con el exterior: teléfono móvil, iPhone... Y contra esta ilusión sólo se puede luchar con la educación." Marc Augé, antropólogo.


Alrededor del mundo, más de 3.000 millones de usuarios se comunican por el móvil. 

Los móviles, según la antropóloga japonesa Mizuko Ito, establecen nuevas maneras de contacto social. "El espacio urbano está altamente personalizado, ya no es un sitio de anonimato. Los jóvenes están en contacto social incluso cuando están solos (...). A pesar de que el entorno urbano está siendo homogeneizado por la afluencia de franquicias, los teléfonos móviles se convierten en dispositivos para personalizar y personalizar hasta el más genérico de los lugares urbanos."

Pero también genera miedos, como los generados por los primeros teléfonos fijos, como cuenta la socióloga Amparo Lasen "como la creencia a finales del XIX de que los teléfonos podían contagiar enfermedades infecciosas, como la tuberculosis o la gripe. (...) como en el caso del rumor extendido en 1885 en Montreal acerca de una epidemia de viruela que se contagiaba por el aliento humano a través del teléfono." 

"Así, en Estados Unidos y Gran Bretaña a finales del XIX, publicaciones médicas trataban del exceso de presión en los oídos y de la excitación nerviosa producidos por el teléfono, que provocaban mareos, patologías mentales y adicción. 

Hoy, "suscitan temores por la fluidez y accesibilidad social que generan, la desaparición de las barreras sociales que distinguen espacios (públicos y privados, laborales y domésticos...), tiempos, relaciones entre individuos de distinto género, edad, raza, clase..." 

En cualquier caso, explica la socióloga, la paradoja del móvil es su capacidad de reducir la soledad y aumentar el sentimiento de seguridad psicológica y física incluso, al tiempo que produce angustia, tensión y estrés por la posibilidad de contacto permanente, de verse continuamente interrumpidos. "La compañía de seguros de accidente británica Accident Group despidió enmayo de 2003 a más de 2000 empleados, a muchos de ellos el anunció les llego a través de un SMS enviado por los empleados de recursos humanos a susmóviles de trabajo fuera de las horas de oficina, evitando así una primera reacción colectiva a la noticia dentro de los locales de la empresa." Los móviles dan mayor flexibilidad, pero causan ansiedad cuando no lo tienen. ¿Habré perdido alguna llamada importante? 

Tanya Luhrmann, antropóloga y responsable de una investigación sobre 200 estudiantes propietarios de un iPhone, contó que "una de las cosas más llamativas que pudimos comprobar durante las entrevistas fue el grado de identificación de los encuestados con su iPhone. Y no era tanto por el objeto mismo, sino por la cantidad de información personal que contenía, tanta que se había convertido en una especie de extensión de su mente y de su vida social. De algún modo, era como si el iPhone hubiera capturado una parte de su identidad". El 75% de los jóvenes participantes en el estudio admiten que se meten con su iPhone en la cama al irse a dormir, y hasta un 69% aseguran que es mucho más probable que se olviden de la cartera al salir de casa que de su preciado teléfono.

Sea como sea "El denominador común entre culturas, independientemente de la edad, el sexo y el contexto es: llaves, dinero y, si tienes uno, el teléfono móvil. ¿Por qué estos tres objetos? Sin querer parecer exagerado, esencialmente se trata de supervivencia." asegura Jan Chipchase, investigador de diseños de una famosa marca de telefonía móvil.

Antti Kujala, su colega, explica su trabajo: "Nuestro proceso comienza con un
equipo de antropólogos y psicólogos que trabajan en nuestro grupo de diseño. Ellos invierten tiempo en la observación de cómo tipos específicos de personas en todo el mundo se comportan y se comunican. (...)" 

"Por años los antropólogos han estado estudiando como hace la gente de las zonas rurales para superar las barreras de la comunicación, para enfrentar su vida diaria. Uno de los factores determinantes fue el costo, lo cual significaba que el uso de los móviles era compartido por varias familias o villorrios."

En barrios pobres de Nairobi, se forman clubes en los que los miembros aportan un dinero en común para comprar teléfonos móviles para todos los miembros, y realizan sorteos para ver en qué orden los consiguen. La financiación comunitaria nunca ha sido asunto de estas empresas de telefonía móvil, pero saben que tienen que innovar para alcanzar a esos mil millones de clientes emergentes de escasos recursos económicos.

En países emergentes como India o China, la economía sumergida, es la norma. Existen redes comerciales informales de reparación de móviles y comercialización de móviles “piratas” que copian diseños de marcas o venta de software también “pirata”. El antropólogo Jaris Mujica hizo un estudio titulado "Mercado Negro: estrategias informales para acceso a la telefonía movil", limitado en Hatary Llacta en El agustino, Lima. 

"La construcción de un mercado formal creciente y amplio marcha de la mano con la construcción de un mercado informal (también creciente y amplio) y con prácticas que escapan, rebasan o quiebran la normatividad sobre la telefonía". 

La conclusión es que dichos actos de corrupción no son intentos de subvertir el orden del sistema, sino una manera alternativa para poder ingresar en el mismo sistema, mediante mecanismos más asequibles, más fáciles, más baratos y al margen. Para muchos, es la única manera.
Las empresas de telefonía móvil lo saben, y han decidido no dar la espalda a este mercado alegal: saben que estos consumidores constituyen por su número uno de los mercados de mayor volumen. De esta manera, "aprenden" o sacan ventaja de las innovaciones alternativas de estos usuarios para, posteriormente, venderlas en forma de “nuevos” productos y servicios.

Un caso claro es el que cuenta Jan Chipchase sobre los servicios callejeros de carga de móviles que ha observado en Kampala, Uganda, y en otras zonas donde el acceso a la electricidad es muy limitado. Las empresas, a sabiendas de estos servicios callejeros, sacan ventaja del tiempo de espera de los usuarios en el que sus baterías se recargan, para ofrecerles una nueva oferta de sus servicios. 


Otro ejemplo es la utilización de furgonetas para llegar a sitios donde no existe red comercial y donde muestran sus productos y enseñan como utilizarlos.
“En algunos países hay una cultura de ‘hackers callejeros’ que logran que los teléfonos duren más tiempo de lo que corresponde a su vida natural” cuenta Jan Chipchase.

"Hemos empezado a observar que el teléfono móvil se usa como una forma primaria de proyectar tu identidad. Por ejemplo, en la Uganda rural, si vives en una comunidad que no tiene nombres de calles, la gente escribe el número de su móvil sobre la puerta de la casa." 

El antropólogo Daniel Miller explicaba como, en Jamaica, las personas religiosas consideraban que los tonos de llamadas eran una ofensa secular, por lo que seleccionaban tonos de música religiosa para sus aparatos. De esta manera, utilizaban los aparatos para reafirmar su identidad y como un elemento de cohesión social entre los miembros de grupo.

"En Uganda", continua Chipchase, "la gente usa el teléfono como una especie de sistema de transferencia de dinero. Compran una tarjeta de prepago en la ciudad, llaman a un locutorio telefónico de su pueblo, le leen el número asociado al crédito de la tarjeta, de modo que el operador del locutorio pueda añadirlo a su propia cuenta telefónica, y después le piden que el montante del crédito, en efectivo, se lo den a un familiar que tengan en el pueblo, por ejemplo, una hermana. "Sente" significa dinero en Uganda, pero también "enviar dinero para cargar saldo""

(En Japón parece ser el medio de pago común en transporte público y máquinas de vending). 


"En Ghana observamos que los usuarios suelen comprar dos o más tarjetas SIM, una para cada operador telefónico. Allí, algunos clientes disponen de una pequeña placa de metal con unos circuitos. Cogen la tarjeta SIM, le quitan el plástico, conectan dos circuitos integrados de tarjeta SIM para convertirlos en uno y vuelven a instalar esa tarjeta “dual” en el teléfono."

Quizás el ejemplo más extremo de uso alternativo del móvil, y que no cuentan estos diseñadores, es la que se da en la sociedad Ambonwari de Papua Nueva Guinea. Los nativos creen que los teléfonos celulares son extensiones de sus dueños y se pueden utilizar para estar en comunicación con los difuntos.


"Es una convicción general", escriben los antropólogos Telban y Vavrova, "que una vez que la gente sabe los números de teléfono de sus familiares difuntos, pueden llamar y pedir a los espíritus que pongan dinero en sus cuentas bancarias."

Cuando un proveedor de red de telefonía móvil comenzó a introducir los teléfonos celulares a la aldea en 2007, la abrazaron con entusiasmo. A pesar de que su servicio era, y sigue siendo, esporádico (deben viajar a las colinas de pueblos cercanos para tratar de obtener cobertura, y rara vez pueden juntar suficiente crédito para una conversación real) han encontrado otros usos para sus teléfonos: de relojes, antorchas, reproductores de música o simplemente juguetes. "Les encanta jugar con los teléfonos", dice Telban. No tienen crédito suficiente para una conversación real. Pero no importa. "Se limitan a decir hola."










Fuentes:
http://www.abc.es/20100309/ciencia-tecnologia-tecnologia-telefonia-redes/estudio-confirma-iphone-adictivo-201003091051.html
http://academic.evergreen.edu/curricular/evs/readings/itoShort.pdf
http://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/view/POSO0606220153A
http://www.seer.ufrgs.br/intexto/article/download/3457/4131
http://www.newrepublic.com/article/118216/cell-phones-papua-new-guinea-used-call-dead-people
http://www.quo.es/tecnologia/jan-chipchase/algo-mas-que-un-medio-de-comunicacion
http://bifea.revues.org/3054
http://andreanaranjo.wordpress.com/2008/07/11/mercados-emergentes-innovacion-y-antropologia-telefonia-movil/
http://w2.bcn.cat/bcnmetropolis/arxiu/es/page9763.html?id=21&ui=278

martes, 12 de agosto de 2014

Los Hmong y Gran Torino: Good morning Vietnam .

(c) Réhahn Croquevielle
"Tengo más en común con esta gente que con mis propios hijos consentidos y malcriados"  Walt Kowalski (Clint Eastwood) en "Gran Torino" 

En Vietnam, las minorías étnicas habitan sobre todo en el norte, en tierras montañosas donde se refugiaban y protegían sus tradiciones. Los Hmong, originarios de Siberia, es una etnia de más de 5 millones de personas que actualmente viven entre Laos, Vietnam y China, así como en otros países asiáticos cercanos. En Vietnam se instalaron en las montañosas del nordeste, cerca de Laos y cerca de las fronteras chinas, en las tierras todavía desocupadas por ser poco productivas pero que los hmong supieron sacar provecho con trabajo y esfuerzo y siguiendo su propia aspiración de autonomía e independencia territorial. 

Con excepción de los Hmong de la provincia de Sa Pa, que se les llama "Hmong negros" debido a su ropa predominante negra, los trajes tradicionales de los Hmong son especialmente floridos, al igual que los trajes que utilizan los Hmong de China, más conocidos como el pueblo Miao (aunque es un término despectivo que hace alusión al salvajismo y barbarie).

(c) Réhahn Croquevielle
La guerra de Vietnam acabó en 1972, pero hay hmong que todavía la tienen presente. En 1961, en la guerra de Vietnam, la CIA estadounidense reclutó a 20.000 hmong para luchar en la “Guerra Secreta” de Laos, en la que murieron en silencio más de 350.000 personas y multitud de hmong. Cuando Estados Unidos perdió y salió de Vietnam, dejó a los hmong abandonados y vulnerables. Los gobiernos de Laos y Vietnam comenzaron el genocidio de la población hmong con armas biológicas y químicas y Estados Unidos ignoró incluso “la lluvia amarilla” sobre este pueblo, por lo que la gran mayoría (alrededor de 100.000 hmong) no tuvieron otra salida que huir y establecerse en los Estados Unidos. Más de 100.000 trataron de huir hacía Tailandia, pero sólo 40.000 lograron llegar allí.


Aún hoy, un grupo de soldados hmong de Laos se resisten a dar por finalizada la guerra. La primera vez que se supo de ellos fue durante una expedición en 2003 de dos periodistas extranjeros. Cuentan que, al verles, estos Hmong se arrodillaron mientras lanzaban alaridos de felicidad, convencidos de que los reporteros eran enviados americanos que llegaban para anunciar el final de una guerra que en realidad había terminado décadas antes. Muchos siguen todavía escondidos junto a sus familias, desplazándose como fugitivos por la jungla sembrada de bombas aún sin explotar, alrededor de lo que fue la segunda ciudad más grande del país, Long Chen.

(c) Réhahn Croquevielle
Long Chen es ahora "La ciudad fantasma". El lugar más secreto del mundo. Desde aquí, en la clandestinidad más absoluta, la CIA organizó el más intenso bombardeo de una población civil de la Historia, donde cayeron más bombas que todas las bombas estadounidenses lanzadas en la Segunda Guerra Mundial, dos toneladas por cada laosiano, en un intento por cerrar el paso a los comunistas.  «Viven de lo que les da la selva, duermen en los árboles y de vez en cuando nos atacan en emboscadas», explica Kham, uno de los soldados del Ejército de Laos, a un grupo de periodistas. «Hace poco se nos entregaron 30 de ellos, surgieron del bosque como fantasmas. Algunos habían nacido en la jungla y no habían visto la civilización».



¿Pero como llegaron los hmong a alistarse en el ejército de EEUU en la Guerra de Vietnam? 


(c) Réhahn Croquevielle
Washington eligió Long Chen (Valle Claro) lugar aislado por montañas y con espacio suficiente para construir una base secreta con pista de aterrizaje. Así, surgió una ciudad entera de tiendas de provisiones y barrios totalmente clandestinos formada por 40.000 guerrilleros de la etnia Hmong y sus familias. Richard Nixon aseguró en 1969 que iba a retirar las «fuerzas de combate americanas» en el país, cuando ya llevaban cinco años bombardeando Laos en secreto. De hecho, crearon una réplica de la base original al otro lado de las montañas para mantener esa imagen pacífica a los visitantes internacionales. «Aniquilamos a toda una civilización. La borramos del mapa. Incineramos a todo un pueblo», dice Fred Branfman, el estadounidense activista que denunció por primera vez la Guerra Secreta cuando se encontró con miles de refugiados laosianos huyendo de los bombardeos en 1969. Mientras, la mayoría de las víctimas nunca supieron porqué aquellas bombas caían en sus tierras pacíficas, ya que desconocían esa base militar. «Nunca entendí y todavía no entiendo por qué nos bombardearon de aquella manera si nosotros no estábamos en guerra y no les hicimos nada», cuenta Kham, un desactivador de explosivos. Cada día muere una persona por la explosión de artefactos sin detonar, la mayoría niños en busca de la chatarra de las bombas, para conseguir algo de dinero, construir sus casas y sus propias prótesis.


Pero los hmong sí conocían el secreto. Los americanos les eligieron por su

valor y su resistencia, pero sobre todo porque habían vivido aislados y excluídos por el resto de la población. El dinero y la promesa de apoyarles en crear una patria propia en Indochina, hicieron el resto. Long Chen, El lugar más secreto del mundo, fue lo más cerca que estuvieron nunca de lograr su sueño. «Pagaban bien. La vida era fácil. Podía coger un avión y marchar a cualquier sitio. Era una persona importante y pensé que ganaríamos. Perdimos», cuenta Kumuang. Quizás la mayoría de los hmong también desconocían que Vang Pao, el militar que les daba órdenes, aprovechó los aviones que le proporcionaba Air America para traficar con opio y heroína a todo el sudeste asiático y para venderlo a los propios militares norteamericanos para su consumo.

Pero los EEUU les abandonaron a su suerte. Es más, en 1991, les interesó reconstruir “la amistad” con los países asiáticos y financiaron “la repatriación forzada” de los hmong refugiados a su país de origen, donde volvieron a sufrir persecución, opresión y "desapariciones". 

Y mientras, en EEUU "Seguimos adelante gastando enormes cantidades en armamentos. En EEUU casi no se hace distinción entre socialismo y comunismo, lo que indica que la posibilidad de avanzar en la guerra contra la pobreza, una guerra que comenzó en los 60, a la vez que la guerra contra Vietnam, ha desaparecido casi completamente. Hemos comenzado a admitir públicamente que perdimos la Guerra de Vietnam, fue la primera guerra que perdió EEUU, pero no hemos admitido que hemos perdido otra guerra, la de la pobreza, y las dos guerras están ligadas. Pensamos que tenemos que recuperar nuestro orgullo como nación, y estamos ignorando la pobreza." dijo el antropólogo Marvin Harris en una entrevista en 1985.

(c) Réhahn Croquevielle
Actualmente, el Gobierno de Laos asegura que la «traición» de los hmong ha sido perdonada. «Esta gente no tiene nada que temer. Son laosianos y regresan a su casa», aseguró Khenthong Nuanthasing, un portavoz del Gobierno comunista.

Mientras, los hmong siguen viviendo pacíficamente en Laos, Vietnam, China y en otras tierras como EEUU. 

(c) Réhahn Croquevielle

(c) Réhahn Croquevielle




Fuentes:
https://www.youtube.com/watch?v=USDD8XJrKjI
http://www.lahiguera.net/cinemania/pelicula/3938/comentario.php
http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2010/743/1263078004.html
http://elbauldejosete.wordpress.com/2008/03/13/hmong-combatientes-eternos/
http://notas.org.ar/2014/08/06/tragedia-laos-ayer-hoy-parte-ii/
http://www.aljazeera.com/news/asia-pacific/2008/03/2008525173612374361.html